El uso eficiente de los recursos es de vital importancia para la industria alimentaria y de las bebidas. La industria de este sector gestiona una cantidad de subproducto obtenidos de las materias primas y su reutilización va mucho más allá de su reconversión en piensos. El Centro Tecnológico AINIA busca alternativas de uso
Las características de los subproductos alimentarios condicionan en gran manera su reutilización, por eso es necesaria tenerlas en cuenta para su mejor aprovechamiento. Sus principales rasgos son: la heterogeneidad según subsector y producto, debido al procesado de distintos productos a la vez, o generados en distintas etapas del procesado; los riesgos sanitarios, asociados principalmente a algunos de los subproductos de origen animal que cuentan con una reglamentación específica (Normativa SANDACH); son poco evitables al ser parte de las materias primas; la estacionalidad, especialmente en industrias de transformación de materias primas de origen vegetal; presentan nutrientes y otros compuestos de valor en partes no comestibles; y tienen alto contenido de humedad en los sólidos.
Para la prevención la primera tarea de la gestión de subproductos es la prevención de la aparición de los mismos. Los subproductos en la industria alimentaria tienen diferente origen: problemas en las materias primas de base o surgidos a lo largo de su procesamiento, manipulación, almacenamiento, conservación, etiquetado, etc. También surgen subproductos los derivados de unidades no comercializadas o devueltas. La gestión eficiente y controlada de todos estos puntos de riesgo evitará el incremento innecesario de subproducto alimenticio.
Luego, la gestión de subproductos de la industria agroalimentaria se gestiona principalmente a través de empresas que los utilizan como materias primas y/o gestores autorizados para cada tipo de subproducto.
La manera de medir la eficiencia en la reutilización de subproductos pasa por cuantificar los resultados de cada tarea a través de indicadores de eficiencia como el número de toneladas producidas, así llegaremos a ser conscientes de los beneficios acarreados en reducción de costes, marketing verde, cumplimiento de objetivos medioambientales en materia de residuos y alineamiento con políticas de reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
En AINIA se están utlizando algunas tecnologías como la bioproducción, tratamientos biológicos, digestión anaerobia de residuos orgánicos para la gestión de biomasas y oxidación avanzada, entre otros.
En el futuro, estos deshechos podrían aplicarse a distintos sectores: por ejemplo en el proyecto europeo PhBottle, donde se está consiguiendo elaborar un envase para zumos biodegradable y con antioxidantes, elaborado a partir de los azúcares de las aguas residuales de la propia industria de zumos. Otro uso podría ser en la alimentación animal, o en fertilizantes y enmiendas donde los subproductos son utilizados como co-sustrato para la elaboración de compost.
Son algunas de las tecnologías que estamos utilizando y que abren hoy un gran número de oportunidades en el sector emergente de la bioeconomía.
Después de tantas opciones se presenta una pregunta lógica: ¿Cuál es la mejor aplicación para un subproducto? La que sea más sostenible técnica, medioambiental y económicamente. Para saber más visite www.ainia.es
