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Cambiar la carne por pescado y marisco mejoraría la nutrición y reduciría las emisiones

Cárnicos Europa

La mayor parte de la carne que se consume en el mundo procede de ganaderías industriales, que según múltiples informes provocan graves perjuicios ambientales.

 

Un nuevo estudio científico ha revelado los enormes beneficios, tanto ambientales como nutricionales, que implicaría remplazar las carnes por marisco y pescado en las dietas.

El estudio, publicado en 'Communications Earth & Environment’, subraya que los mariscos y los pescados ayudan a satisfacer las necesidades nutricionales con un bajo impacto climático.

Los autores, evaluaron la densidad de nutrientes y las emisiones de gases de efecto invernadero, ponderadas por método de producción, que resultan de la pesca y el cultivo de especies de importancia mundial.

"Los resultados confirman que los productos del mar son una fuente de alimentos altamente nutritivos con un impacto climático relativamente bajo", recoge el resumen del informe. "Esto sugiere que es posible lograr ganancias sustanciales en la reducción de emisiones al cambiar las fuentes de proteínas y al mismo tiempo lograr beneficios nutricionales", añade.Muchas especies de mariscos y pescados –aunque no todas– proporcionan más y mejor nutrición con "emisiones más bajas que las proteínas de animales terrestres, especialmente la carne roja".

Pero existen grandes diferencias en el desempeño climático, incluso dentro de los grupos de especies, según el método de producción.

"El aumento del consumo de especies pelágicas pequeñas, salmónidos y bivalvos capturados en la naturaleza reduciría considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que mejoraría los beneficios nutricionales, en particular si se reemplaza la carne roja", señala el documento.

Dietas ‘azules’ y ‘verdes’
"Si bien es necesario superar muchos obstáculos, tenemos el potencial de remodelar la producción y el consumo de pescados y mariscos hacia especies que optimicen la nutrición y minimicen las emisiones climáticas tanto en términos de qué especies se producen y cómo", apuntan los investigadores.

Según los autores del estudio, los productos del mar sostenibles podrían proporcionar más nutrientes a los seres humanos que la carne de vacuno, cerdo y pollo, al tiempo que reducirían las emisiones.

Los hallazgos de este equipo investigador sugieren que las políticas para promover los productos del mar en las dietas como sustituto de otras proteínas animales podrían mejorar la seguridad alimentaria en el futuro y ayudar a abordar el cambio climático.

El objetivo ha de ser doble en lo que respecta a las dietas humanas, según los autores. Por un lado, deben volverse en todo el mundo más nutritivas. Por otro, es indispensable reducir su huella climática, para compensar el crecimiento de la población.

Pescados y mariscos son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales, e investigaciones anteriores demostraron los beneficios ambientales potenciales de reemplazar la carne con mariscos en las dietas.

Sin embargo, las estrategias para reducir las emisiones climáticas de las dietas futuras generalmente promueven dietas ‘verdes’, basadas en plantas, y pasan por alto el potencial de las dietas ‘azules’, basadas en mariscos.

Peter Tyedmers, Elinor Hallström y sus colegas analizaron en el estudio ahora publicado la densidad de nutrientes y los impactos climáticos de fuentes de pescados y mariscos capturados en la naturaleza y cultivados de una amplia gama de fuentes de pesca y acuicultura.

Salmón, arenque, caballa, anchoa, mejillón, ostra…
Descubrieron que el salmón, el arenque, la caballa y las anchoas, así como los mejillones y las ostras cultivados, tuvieron los impactos climáticos más bajos en relación con su valor nutricional. De hecho, la mitad de las especies de los mariscos y pescados analizadas tenían una mayor densidad de nutrientes y emitían menos gases de efecto invernadero que la carne de vaca, cerdo y pollo.

Comprobaron también que las diferencias en los métodos de producción y recolección provocan una gran variabilidad en los impactos climáticos de cada especie. Así, para reducir aún más las emisiones, la industria pesquera debería adoptar tecnologías de pesca eficientes en combustible y revitalizar las poblaciones agotadas. Pero la acuicultura produce "más peces y mariscos y encuentra fuentes de alimento más amigables con el clima", subrayan los autores.

Aunque la investigación se centra en las emisiones de gases de efecto invernadero y no en los impactos potenciales en los ecosistemas, los hallazgos revelan la posibilidad de que los productos del mar proporcionen una fuente sostenible de alimentos nutritivos que beneficien al clima.

La conclusión de los autores es clara: "Las políticas para ayudar a abordar el cambio climático y la mala alimentación deberían promover el consumo sostenible de productos del mar".

Los autores instan a aprovechar la cada vez mayor conciencia ecológica –sobre todo en el Primer Mundo– para propiciar un cambio en los hábitos alimentarios.

Ejemplo de esa creciente sensibilidad hacia el medio ambiente es el hecho de que el 58% de los españoles haya reducido su consumo de carne roja y un 24% la haya dejado totalmente en los últimos cinco años, según un estudio elaborado por el instituto de investigación francés OpinionWay.

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