En este mes, dedicado a la concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos, la atención en Latinoamérica se centra en un desafío que impacta tanto en la economía como en la seguridad alimentaria. La región produce abundancia de frutas, verduras, granos y proteínas, pero una parte considerable nunca llega al plato.
Según datos de la FAO, aproximadamente el 15 % de los alimentos se pierden en las etapas de poscosecha, transporte y almacenamiento, y en los hogares el problema se intensifica debido a la falta de conservación adecuada.
El desperdicio de comida no solo genera pérdidas económicas, también significa un uso ineficiente de agua, energía y recursos agrícolas. En países como México, Brasil, Colombia o Argentina, la presión inflacionaria y la creciente preocupación por el costo de la canasta básica convierten la reducción del desperdicio en un asunto estratégico para la industria alimenticia y para los consumidores.
Soluciones tecnológicas para la conservación en el hogar
Frente a este reto, la innovación tecnológica comienza a ocupar un lugar central en la lucha contra el desperdicio. Los frigoríficos inteligentes desarrollados por Haier y Candy ofrecen alternativas que permiten a las familias latinoamericanas prolongar la vida útil de frutas, verduras, carnes y lácteos, que son precisamente los productos más afectados por las pérdidas.
Las Fresher Techs de Haier, por ejemplo, incorporan funciones como My Zone, un compartimento de temperatura regulable que se adapta a distintos tipos de alimentos; Humidity Zone, que conserva vegetales frescos durante el doble de tiempo gracias a un nivel de humedad del 90 %; y NutriBank, un cajón de superenfriamiento que mantiene los nutrientes, la textura y el sabor hasta por diez días sin necesidad de congelación.
Además, los Fresher Sensors distribuyen el frío de manera uniforme en cada estante, permitiendo que los productos alcancen su temperatura ideal un 30 % más rápido y optimizando el consumo de energía en un 12 %, un beneficio relevante en países donde las tarifas eléctricas son elevadas.
Accesibilidad e innovación para distintos mercados
Mientras Haier apunta al segmento premium, Candy se posiciona como una alternativa accesible para consumidores que buscan eficiencia a buen precio. Entre sus propuestas destaca Circle Fresh, que asegura una temperatura homogénea en todo el frigorífico y prolonga la frescura hasta un 40 % más. También resalta el cajón Fresh 0°C Area, diseñado para carnes y pescados, que puede adaptarse según las necesidades de almacenamiento de cada hogar.
Inteligencia artificial aplicada a la cocina
La digitalización también está transformando la manera en que los hogares de la región gestionan sus alimentos. A través de la app hOn, disponible en varios países de Latinoamérica, los frigoríficos de Haier y Candy incorporan inteligencia artificial que ajusta la refrigeración según el clima, recomienda la mejor ubicación para cada producto y envía alertas en caso de fallas eléctricas.
De acuerdo con estimaciones internas, estas tecnologías permiten reducir hasta 65 kilos de desperdicio de alimentos por hogar cada año. A escala regional, este avance representa miles de toneladas de comida aprovechada, menos presión sobre los precios y un aporte directo a la sostenibilidad.
Impacto en la industria alimentaria regional
La incorporación de este tipo de soluciones no solo beneficia a las familias, también refuerza a la industria de alimentos en su camino hacia la sostenibilidad. Al reducir las pérdidas en el consumo doméstico, se genera una mayor demanda efectiva y un aprovechamiento más racional de la producción. Esto contribuye a que la cadena de valor alimentaria en Latinoamérica sea más eficiente y competitiva frente a los retos globales.
En un mercado donde cada recurso cuenta, la tecnología aplicada a la conservación de alimentos se perfila como una herramienta clave para reducir el desperdicio y apoyar tanto a consumidores como a productores en la construcción de un futuro más sostenible.