La relación entre el consumo de probióticos, los factores socioeconómicos, el ejercicio y el bienestar se está convirtiendo en una realidad para el consumidor urbano de estrato medio y superior de ingresos. En la medida que el ser humano prospera y pasa de una sociedad de carácter rural a una urbana, los problemas generados por el sedentarismo repercuten en su salud general, por lo que ya se observa que, de cada 100 mujeres mayores de 45 años, 77 presentan problemas de obesidad, al igual que 62 de cada 100 hombres.
Lo interesante es que algunos consumidores costarricenses manifiestan que los probióticos se están convirtiendo en una forma de “mantenimiento físico” preventivo, al consumirlos en su búsqueda de salud y bienestar unidos al ejercicio físico. En la actualidad, las evidencias apuntan a un aumento en el consumo de probióticos y a un aparente efecto en la reducción de ciertas enfermedades de origen estomacal y cardiovascular, entre otras, y la existencia de una relación más o menos demostrada entre el mejor desempeño de los atletas y el consumo de probióticos.
Las “ideas” imperantes acerca de los probióticos en América Latina, dependen del país. En Chile y Argentina los probióticos son percibidos como un producto que ayuda a los niños a tener un mejor desempeño del sistema digestivo y que permite una mejor absorción de vitaminas.
En un estudio efectuado para México y Centroamérica, concluyeron que un mayor consumo de alimentos funcionales como los probióticos puede convertirse en una forma de disminuir la incidencia de enfermedades infecciosas y de algunas de las enfermedades crónicas que afectan a las poblaciones de la región.
Por su parte, en Brasil, se cree que contribuyen a una flora intestinal sana, ayudando su consumo a mantener la flora intestinal en equilibrio, y refuerzan las defensas naturales contra el estrés diario. Otros estudios mostraron que la comprensión de los consumidores brasileños es fundamental para ayudar a las empresas de alimentos a definir sus estrategias, sin embargo, estas empresas no tienen mucha credibilidad como fuente de información.
En Costa Rica, en un estudio llevado a cabo en 2007, se observó que muchos costarricenses sienten que su calidad de vida está siendo afectado negativamente por el sedentarismo y la falta de ejercicio, y han comenzado a buscar, en la combinación de ejercicio y nutrición, opciones para ayudar a mantener su salud y bienestar.
En los Estados Unidos, los precios y los ingresos de los consumidores podrían ser responsables de un 97% de la variación en la demanda por alimentos. Un estudio reciente en los Estados Unidos reporta que los factores que afectan la probabilidad de compra de yogur bebible son el precio, el ingreso, la situación laboral, el nivel de educación, la región, la raza, la edad, la presencia de hijos y el sexo del jefe de hogar.
Las evidencias parecen apuntar a que el consumo de probióticos está relacionado con los niveles de ingreso, nivel de educación, el número de miembros de la familia, las percepciones de vida saludables y la percepción general de que su consumo tiene un efecto positivo en el bienestar general y la sensación de salud de quienes la consumen; cabe pensar que es posible sugerir una relación entre ingreso-consumo-ejercicios-salud-bienestar-probióticos.
La relación entre salud y consumo de probióticos se ha sugerido en investigaciones y parece estar asociada con la inmunidad, los problemas gastrointestinales, enfermedades respiratorias y con la práctica de deportes en individuos, como los corredores, nadadores, y muchos otros deportistas; al menos en forma preliminar, pareciera tener efectos positivos en el rendimiento de los atletas, por lo que sería igualmente esperable que otras personas que combinaran ejercicio y probióticos tuvieran resultados parecidos a los presentados por los atletas en los estudios citados.
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