En el sector agrícola, se dice que por cada gramo de suelo hay más de 90 millones de microorganismos, tanto benéficos como patógenos. Bernarda Mora, del laboratorio Biocontrol, expuso en el Segundo Evento Nacional de Educación Ambiental, realizado en la Sede Palmira, la importancia de la utilización de microorganismos para controlar enfermedades en diferentes tipos de cultivos. “Los microorganismos están ahí siempre a nuestro servicio y debe haber un equilibrio entre los benéficos y los patógenos (infecciosos).
Los primeros se utilizan en la incorporación de bio-remediación, en aguas residuales nos ayudan a disminuir el efecto invernadero y mejoran los cultivos, así se genera una conciencia a los productores”, dijo la especialista.
De igual manera, resalta que su compañía está empleando microorganismos como los tripodermas, Bacillus subtilis y Pseudomonas fluorescens, que se multiplican y se ofrecen como producto para el control de plagas y enfermedades.
“Por ejemplo en la enfermedad de la podredumbre de la cebolla en cultivos del corregimiento de Tenerife, en el Valle del Cauca, utilizamos los tripodermas y los Bacillus subtilis, que compiten por sustrato y espacio con otros patógenos, quitándoles su vía de alimentación para controlarlos y permitir que la planta crezca mejor”, sostiene Mora.
En consecuencia, estos microorganismos, acompañados de fertilización orgánica, son una buena ayuda para mitigar los efectos del cambio climático desde la agricultura. “Hay fijadores de nitrógeno atmosférico, entonces si tenemos una buena cantidad de microorganismos en el suelo y una buena alimentación de la planta con materia orgánica (1kg de compost nos genera 40 gramos de nitrógeno libre) podemos incorporar estas prácticas agrícolas limpias para tener una estabilidad del suelo y una menor huella de carbono”, dice la especialista.
