Además de los nutrientes esenciales, la mayoría de las frutas tienen considerables cantidades de micronutrientes tales como minerales, vitaminas y fitoquímicos compuestos secundarios.
En los últimos años, se ha prestado cada vez más atención a estos compuestos, ya que la evidencia sugiere la importancia de estos micronutrientes para la salud humana.
El litchi (Litchi chinensis Sonn) es una fruta tropical subtropical perteneciente a la familia apindaceae S originaria del sudeste asiático, que ha sido ampliamente difundida como la cultura económica en varios países, entre ellos Brasil. La producción brasileña de litchi aún no está bien determinado y se concentra principalmente en el Sudeste.
A pesar de la baja expresión en el mercado nacional, el lichi es un fruto no climatérico con alto valor comercial y muy apreciado por los consumidores, lo que contribuye a su gran aceptación en el mercado, sin embargo, aún es poco conocido por los brasileños. La pulpa de lichi es la parte comestible que puede consumirse fresca o procesada, mientras que la piel y las semillas se descartan, y por lo tanto considera residuos.
Se informó presencia de proantocianidinas, flavonoides, esteroides, y sesquiterpenos en la semilla de litchi, y que esto podría ser utilizado como una fuente de antioxidante natural, como un ingrediente funcional o conservante natural. Además, tiene propiedades anti-hiperlipidémicas, antitumoral, antiplaquetario. La corteza contiene grandes cantidades de flavonoides y polifenoles, con alta actividad antioxidante, efecto cardioprotector y actividades contra el cáncer, responsable de los efectos farmacológicos de la cáscara de lichi.
Productos vegetales han reducido el tiempo de almacenamiento, debido al alto contenido de agua. El secado permite la reducción de peso, lo que reduce los costos de transporte, embalaje y almacenamiento, así como ampliar el tiempo de almacenamiento. Además, los productos farináceos se utilizan como ingredientes en la industria alimentaria, especialmente en la preparación de panes y sopas.
La producción de productos farináceos constituye una alternativa a los subproductos de lichi, favoreciendo nuevos mercados. Sin embargo, las aplicaciones potenciales de la harina de cáscara y la semilla de litchi depende de su composición.
En este estudio realizado por la Universidad Federal de Lavras, Brasil, se determinó la composición aproximada, del valor energético total, sólidos solubles, pH, acidez y niveles de compuestos fenólicos, antocianinas, flavonoides, minerales, azúcares, vitamina C y el tamizaje fitoquímico.
La harina de piel Litchi presentó los más altos niveles de flavonoides, vitamina C, compuestos fenólicos, antocianinas, lípidos, proteínas, cenizas y fibra, mientras que la harina de semilla se destacó por el contenido de potasio, azufre, cobre y zinc. Ambas harinas fueron positivos para la reducción de azúcares, proteínas y aminoácidos, taninos, catequinas, flavonoides, depsides y depsidones. Sólo la harina de la piel mostró un resultado positivo para alcaloides. Las harinas hechas de lichi subproductos fueron prometedoras fuentes de nutrientes y sustancias bioactivas; sin embargo, sus propiedades biológicas necesitan ser más estudiadas.
En conclusión, las harinas de corteza y semillas de litchi muestran poseer composiciones químicas y nutricionales que permiten su uso en la dieta humana y en la industria alimentaria, contribuyendo como fuentes alternativas de nutrientes y sustancias bioactivas.
La harina de cáscara de litchi tiene un alto contenido de fibra dietética y proteína, mientras que la harina de semilla significa hidratos de carbono. Ambas harinas minerales son fuentes de cobre y muestran la presencia de fitoquímicos flavonoides, vitamina C, antocianinas y compuestos fenólicos. Sin embargo, para disfrutar en las comidas se requieren nuevos estudios sobre sus propiedades biológicas.
Informó Carolina Brescia para FoodNewsLatam.com
