La industria cárnica en América Latina ha sido históricamente un motor económico para la región. Sin embargo, en los últimos años, el sector ha acelerado su transformación a través de la incorporación de tecnologías biotecnológicas, que buscan mejorar la productividad, garantizar la inocuidad alimentaria y reducir el impacto ambiental.
Países como Brasil, Argentina, Uruguay, México y Chile están liderando iniciativas que colocan a la región en el mapa global de la innovación en alimentos de origen animal. De todos ellos, Brasil se consolida como el referente más avanzado en la aplicación de biotecnología en la industria cárnica.
Innovación genética y trazabilidad
Uno de los campos donde la biotecnología ha tenido un impacto más significativo es en la mejora genética de los animales. En Brasil, el uso de tecnologías como la edición genómica (CRISPR) y los programas de selección genómica asistida están permitiendo el desarrollo de razas bovinas, porcinas y aviares con mejores características productivas, mayor resistencia a enfermedades y una eficiencia alimentaria optimizada.
El Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria), uno de los centros de investigación agropecuaria más reconocidos a nivel mundial, ha logrado avances clave en programas de mejoramiento genético que permiten obtener animales que generan menos emisiones de metano, una prioridad en la lucha contra el cambio climático.
Por otro lado, la trazabilidad completa de la cadena cárnica, desde la granja hasta el consumidor, es hoy una realidad en varios frigoríficos brasileños. Gracias a sistemas de blockchain y etiquetas inteligentes, los consumidores pueden conocer el origen, las condiciones de crianza y el procesamiento de cada pieza de carne. Esto fortalece la confianza en la seguridad alimentaria y abre puertas en mercados de alto valor como la Unión Europea y China.
Cultivo celular y proteínas alternativas
Otro campo emergente es la carne cultivada en laboratorio, una de las grandes promesas para el futuro de la alimentación sostenible. Brasil es el primer país latinoamericano donde se están desarrollando prototipos avanzados de carne cultivada gracias a startups como JBS Biotech y Aleph Farms LATAM, en alianza con centros de investigación públicos y privados.
Si bien todavía no se ha lanzado comercialmente, Brasil cuenta ya con un marco regulatorio incipiente que permitiría su autorización en los próximos años. Este tipo de carne, producida a partir de células animales en biorreactores, tiene el potencial de reducir drásticamente el uso de agua, tierra y antibióticos, al tiempo que elimina los problemas de bienestar animal.
Otros países como Argentina, Chile y México también han iniciado proyectos en esta línea, con startups como Cell Farm (Argentina) y NotCo (Chile), que exploran tanto carne cultivada como proteínas vegetales de nueva generación.
Sostenibilidad y desafíos futuros
El uso de la biotecnología también está ayudando a la industria cárnica latinoamericana a enfrentar su mayor desafío: la sostenibilidad. En Brasil y Uruguay, la incorporación de probióticos, enzimas y vacunas de nueva generación permite reducir el uso de antibióticos, mejorar la salud animal y optimizar la conversión alimenticia, disminuyendo así la huella ambiental de la producción.
Sin embargo, aún quedan desafíos por delante. La necesidad de marcos regulatorios actualizados, la capacitación del personal y la aceptación del consumidor serán claves para que la biotecnología cárnica pueda desplegar todo su potencial en la región.
Un liderazgo regional
Con una fuerte base científica, apoyo gubernamental e inversión privada, Brasil lidera claramente el avance biotecnológico en la industria cárnica de América Latina. Su experiencia servirá como modelo para otros países de la región que buscan transformar sus cadenas productivas hacia modelos más sostenibles, eficientes y competitivos en el escenario global.