En un esfuerzo por reducir el impacto ambiental del plástico, la empresa chilena ZEAplast, en conjunto con la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción (UdeC), ha desarrollado una alternativa ecológica: envases biodegradables elaborados a partir de orujo de uva, un subproducto de la industria vitivinícola.
Una Solución ante la Contaminación Plástica, con la implementación de la Ley 21.368, que regula el uso de plásticos de un solo uso, la búsqueda de alternativas sostenibles se ha vuelto fundamental.
Este innovador proyecto reemplaza los envases plásticos convencionales, ampliamente utilizados en la industria alimentaria, por una opción biodegradable y compostable.
Del Residuo al Recurso, "La iniciativa surge con el propósito de aprovechar un compuesto basado en biopolímeros y materiales orgánicos de origen agrícola", señala Juan Carlos Carrasco Prado, director de ZEAplast e investigador especializado en plásticos biodegradables.
"Utilizamos los residuos de la industria vitivinícola, particularmente el orujo de uva, que se obtiene del proceso de vinificación".
Del proceso de Elaboración, el orujo, obtenido de viñedos en la comuna de Quillón, Región de Ñuble, pasa por un proceso de secado y molienda para transformarse en un polvo fino.
Este material se mezcla con bioplásticos para la fabricación de envases biodegradables. "La base del prototipo sigue siendo un plástico, pero biodegradable", explica el Dr. Cristian Miranda, ingeniero de proyectos del Departamento de I+D de UDT-UdeC.
Cada kilogramo de compuesto contiene un 30% de orujo de uva y un 70% de bioplástico.
Su aplicaciones en la Industria Alimentaria, estos envases, campletamente compostables, están diseñados para contener alimentos de mediana temperatura, como sándwiches, completos y hamburguesas.
Sin embargo, todavía existen desafíos en su desempeño con alimentos a temperaturas extremas, como líquidos calientes o papas fritas.
En camino a hacia la Producción y Comercialización el proyecto, adjudicado en 2021, está en su fase final de presentación de resultados.
Los próximos pasos incluyen la evaluación de Corfo y la planificación de su producción a escala comercial, además del patentamiento del material.
En paralelo, se estudia la posibilidad de incorporar nuevos residuos orgánicos en su fabricación, lo que podría diversificar aún más sus aplicaciones y beneficios ambientales.
Un impacto y Futuro Sostenible, este avance representa un importante paso hacia la reducción del uso de plásticos de un solo uso en Chile y el mundo.
La combinación de bioplásticos con subproductos agrícolas no solo reduce residuos, sino que también impulsa la economía circular y la sustentabilidad en la industria del packaging.
Con el respaldo de entidades científicas y el compromiso de empresas innovadoras, los envases biodegradables a base de orujo de uva pueden convertirse en una alternativa viable para reducir la contaminación y fomentar un consumo más responsable.