Según el Observatorio Sectorial DBK de Informa (filial de Cesce), los datos provisionales para el cierre de 2022 apuntan al mantenimiento de la favorable evolución de la demanda de alimentos congelados, cuyas ventas en España se situaron ya cerca de los 5.000 millones de euros, un 2,8% más.
Aunque con una ralentización en la última parte del año, debido al deterioro del gasto de las familias, destaca el buen comportamiento del canal de hostelería y restauración, que compensó la debilidad del consumo en hogares.
Los segmentos de platos preparados congelados y patata prefrita registraron la evolución más positiva en 2022, con tasas de variación cercanas al 6%. El primero se cifró en unos 1.200 millones de euros, por los alrededor de 180 millones del segundo.
os mercados de vegetales y carnes congeladas experimentaron aumentos en el entorno del 3%, lo que permitió alcanzar cifras de aproximadamente 575 y 185 millones de euros, respectivamente. Por su parte, las ventas de pescado congelado siguieron generando la mayor parte del negocio, con una cifra próxima a los 2.850 millones de euros, tras crecer un 1%.
El deterioro de la coyuntura económica, el mantenimiento de las altas presiones inflacionistas y la debilidad del consumo de los hogares se traducirán previsiblemente en un estancamiento del valor del mercado en 2023.
El sector se encuentra formado por unas 325 empresas, cifra que en los últimos años ha registrado una tendencia de ligero descenso. Por su parte, el volumen de empleo agregado generado por estas empresas se cifra alrededor de los 16.500 trabajadores.
La estructura de la oferta se caracteriza por el predominio de empresas de pequeño tamaño, junto a las que opera un grupo más reducido de compañías grandes y medianas.
En este sentido, se aprecia una tendencia de notable crecimiento de la concentración de la oferta, de forma que en 2021 los diez primeros grupos alcanzaron una cuota de mercado conjunta del 36%, unos cinco puntos superior a la contabilizada dos años antes.