Este ácido graso juega un papel crucial para el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Por lo que expertos sugieren aumentar el consumo de pescados grasos de agua fría, como el jurel.
La dosis recomendada es de dos a tres veces por semana. Más de 300 millones de personas sufren trastornos depresivos mayores, representando más del 3% de los problemas de salud a nivel global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este escenario, los expertos enfatizan que, además de los tratamientos farmacológicos y terapias psicológicas, los ácidos grasos, como el Omega 3, que se encuentra en pescados como el jurel, podrían desempeñar un papel complementario en la prevención y tratamiento de esta condición.
“Los ácidos grasos Omega 3, tales como el ácido eicosapentaenoico (EPA) o el ácido docosahexaenoico (DHA), pertenecen al grupo de grasas poliinsaturadas esenciales para la salud humana, siendo componentes fundamentales de las membranas celulares cerebrales.
Estudios han indicado su papel crucial en el desarrollo y funcionamiento del cerebro, dado que este órgano es altamente lipídico. En ese sentido, el jurel es conocido por ser una excelente fuente de estos nutrientes", explica María Trinidad Forteza, nutricionista colaboradora de la marca San José de Orizon Seafood.
La profesional, en este sentido, sugiere aumentar el consumo de pescados de agua fría como el jurel, entre dos a tres veces por semana, por su alto contenido de Omega 3. Sin embargo, a su vez resalta que el consumo de este ácido graso no reemplaza nunca a un tratamiento médico para la depresión.
En cuanto a las formas de acción por las que el Omega 3, como un alimento complementario para tratar esta enfermedad, están:
Modulación de la neurotransmisión: Al ser componentes esenciales de las membranas celulares cerebrales, los Omega 3 pueden influir en la función de los neurotransmisores como la serotonina y dopamina. Los desequilibrios en estos neurotransmisores se asocian con la depresión.
Mejora de la función cerebral: Estos ácidos grasos son vitales para el desarrollo y funcionamiento cerebral, mejorando aspectos como la sinapsis, memoria, aprendizaje y la función cognitiva general, los cuales pueden verse afectados por la depresión.
Reducción de la inflamación: Estos ácidos grasos poseen propiedades antiinflamatorias, lo que podría ayudar a disminuir los síntomas depresivos, ya que la inflamación crónica se relaciona con un mayor riesgo de depresión.