La asociación con Ford visibiliza fruto de una audaz estrategia empresarial marca de la casa, que entró en la F1 como pequeño patrocinador y hoy ha creado Red Bull Powertrains para construir sus propulsores
Nunca digas de este Red Bull no beberé”. Valga el chiste fácil para ilustrar la historia de una marca que entró en la Fórmula 1 como simple patrocinador, y que con los años (desde 1991) ha ido quebrando los límites de implicación que se había propuesto.
De pegatinas en un coche azul, a fabricante de motores, rival de Mercedes, Ferrari, Renault, Honda o Porsche, y de quien se ponga por delante a partir de 2026. Empezó apoyando a Sauber en la década de los noventa, pero con su filosofía indómita en Red Bull entendieron que era mejor convertirse protagonista de la Fórmula 1 como fabricante de sus propios chasis, con Adrian Newey al frente y los medios más sofisticados. Rechazaba ser algo más que un equipo de carreras.
Hoy, junto a Ferrari, es el único que alberga en sus instalaciones las fábricas de chasis y motores.
Es la fascinante odisea de un fabricante de bebidas también ahora de motores. Red Bull Powertrains es su último gran desafío. "No ha habido semejante inversión en Gran Bretaña en materia de motores en los últimos cuarenta años", nos recuerda Christian Horner.
El reciente acuerdo con Ford ha visibilizado la extraordinaria audacia de Red Bull, además de su brutal músculo económico. Una suerte de Elon Musk de las carreras. Ahora, uno de los mayores grupos automovilísticos del mundo se pone en manos de una marca de bebidas capaz de crear los sofisticados motores que equiparán a sus monoplazas a partir de 2026, extendiendo sinergias técnicas y comerciales con el gigante americano
La caída del caballo, y la compra del avión.
Durante años, Christian Horner rechazó tajantemente superar las líneas rojas de Red Bull en la Fórmula 1: nada de fabricar motores, en su mera condición de plataforma de marketing para una marca de bebidas. Sobre ello ironizó Lewis Hamilton, hoy a su pesar. Red Bull sería solo cliente de un fabricante de motores.
Con Renault logró cuatro títulos. Pero las experiencias a partir de 2014 hicieron que, cómo Pablo, Dietrich Mateschitz, Helmut Marko y Christian Horner se cayeran del caballo. Tras el porrazo, el nacimiento audaz de Red Bull Powertrains, la división de motores creada en tiempo récord, dólares para dar y tomar, y una visión singular de su identidad empresarial. "Así controlamos nuestro destino", ha repetido desde 2021 el propio Horner.
“Hasta ahora, hemos sido clientes. Con Honda, hemos experimentado lo que significa ser un equipo oficial por primera vez. Es como cuando dejas de volar en economy y vuelas en bussines. Una vez que te has acostumbrado, no quieres volver a economy. Para evitarlo, mejor cómprate tu propio avión”, explicaba Horner, quien resumía la experiencia de Red Bull desde 2014. Con Renault se descubrió su cruda condición de cliente. “Solo están en la Fórmula 1 por el marketing”, denunciaba Horner sobre el fabricante francés, sin la vocación técnica y económica necesaria para afrontar el desafío híbrido frente e Mercedes.
“Nunca más seremos clientes de un fabricante que tenga su propio equipo y motor”. Efectivamente, llegó Honda, que subió en 'bussines' al equipo austríaco con su dedicación exclusiva y entregada hacia Red Bull. Sin embargo, un consejo de administración solo atento a sus propios intereses les bajó del avión cuando sorpresivamente Honda anunciaba en 2020 su repentina marcha de la Fórmula 1 para electrificar su gama.
En Red Bull se enfrentaron a la cruda realidad: su proyecto en la Fórmula 1 estaba siempre en manos de terceros. Había que comprarse el avión: Red Bull Powertrains, que fabricará los motores del equipo principal y Alpha Tauri, con potencial para suministrar a dos clientes más en el futuro. Aunque, literalmente, desde experiencia cero.
De la noche a la mañana: Matechistz, Marko y Horner actuaron con la misma velocidad, ambición y agresividad que distingue la filosofía de su equipo de carreras. A primeros de 2021 se tomó la insólita decisión de convertirse en fabricante de sus propios motores,con la mente puesta en 2026, cuando entra en vigor un nuevo reglamento con propulsores menos sofisticados y costosos que los actuales. Honda se encargaría hasta entonces de suministrar en la sombra, estoy, pero no estoy.
Manos a la obra: Una de las primeras decisiones de Red Bull fue contratar a parte de la cúpula de Mercedes HPP, su división de motores (REUTERS) Una de las primeras decisiones de Red Bull fue contratar a parte de la cúpula de Mercedes HPP, su división de motores (REUTERS)
De la noche a la mañana, las máquinas empezaron a levantar un sofisticado edificio en Milton Keynes, junto a la sede del equipo. Solo Ferrari dispone de semejante dispositivo en Maranello. Ni Mercedes ni Alpine tienen agrupadas sus dos divisiones.
“No es el edificio, sino lo que hay dentro” explicaba Horner cuando visitaba las obras, realizadas en tiempo récord.
Después de 48 semanas de trabajo, menos de un año, todo el personal de Red Bull derivado a Powertrains ya estaba trabajando en la nueva sede, mayo de 2022. Tremendo. Los mejores laboratorios, dynos, sistemas de fabricación…
Una auténtica fábrica de motores como la de Viry (Renault) o Brixworth (Mercedes). Red Bull se asociaba a Siemens, Atlas Copto y los mejores proveedores de las áreas involucradas. Pero faltaba el know how, el factor humano capaz de poner en marcha la maquinaria. Entonces, Horner y Marko aplicaron el “Red Bull way”. La sede de Mercedes fue su primer objetivo. A Toto Wolff le clavaron la primera daga.
La oferta en los periódicos: En otro audaz golpe de mano, Red Bull lanzó el anzuelo a la élite de Mercedes HPP, el brazo motorístico del equipo de Fórmula 1. Primero fue Ben Hodkingson, responsable de ingeniería mecánica, es decir, uno de los cerebros de Brixworth. Fue nombrado director técnico en Red Bull Powertrains.
Al poco tiempo le siguieron otros cinco líderes de sus respectivas áreas técnicas, que cogieron como un rayo sus maletas hacia Milton Keynes. Steve Blewett, Omid Mostaghimi, Pip Clode, Steve Brodie, Anton Mayo... Chequear sus respectivas posiciones en Mercedes HPP confirmaba hasta qué punto Red Bull había descabezado parte de su cúpula en pocos días.
De aquí la famosa tensión entre Horner y Wolff durante el Gran Premio de España de 2021, ya que pocos días antes había caído la bomba en Brisworth. Helmut Marko presumía de que solo se habían anunciado ofertas genéricas de empleo, y que los técnicos de Mercedes habían acudido a Red Bull Powetrains por su propia iniciativa. "Red Bull ha tocado al cien por cien de nuestros técnicos, y ha logrado a 15", denunció entonces Wolff.
No sería la primera oleada de fichajes. Que Red Bull es hoy dueño de su destino lo confirma el acuerdo con Ford ¿Porsche quería asociarse al equipo austríaco? Sí, pero en los términos de quien ya no depende de un fabricante de motores ni quiere perder su libertad empresarial. Gracias Porsche, que pase el siguiente.
Honda tampoco será a partir de 2026 socio de Red Bull. El fabricante americano sabe hasta dónde puede llegar, y sobre todo, lo mucho que tendrá que pagar. Pocos pueden permitirse semejante lujo.
Red Bull Powertrains lo hace posible. Hoy, el primer cilindro experimental del motor de combustión (una suerte de prototipo) de 2026 ya está funcionando en los dinos de Red Bull Powertrains. Red Bull se codea con Ferrari, no históricamente, pero sí como organización. Y con más éxito en la pista.
"Es exactamente el estilo de Red Bull, conseguir lo imposible", presumía Christian Horner. Y a fe que lo consiguen.