El Gobierno de Brasil, la mayor economía de América Latina, anunció una serie de medidas para reducir el costo de los alimentos, destacando la eliminación de aranceles de importación sobre productos esenciales como carne, café, azúcar, maíz y aceite de oliva.
«El Gobierno está renunciando a la recaudación de impuestos en favor de la reducción de precios de los alimentos», afirmó el vicepresidente y ministro de Industria, Servicios y Comercio Exterior, Geraldo Alckmin, durante una conferencia de prensa.
Esta iniciativa, propuesta a inicios de año por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, forma parte de su estrategia para combatir la inflación. El anuncio de Alckmin se realizó tras una reunión en el Palacio de Planalto entre el mandatario, ministros y empresarios del sector de alimentación y supermercados.
El Vicepresidente aseguró que la medida no afectará a los productores locales y que su principal objetivo es beneficiar a los consumidores. Explicó que los aranceles se reducirán a cero para la carne (actualmente en 10,8 %), el café (9 %), el azúcar (14 %) y el maíz (7,2 %).
La eliminación de estos impuestos entrará en vigor en los próximos días, puntualizó Alckmin.
Otras estrategias contra la inflación alimentaria
Además de la eliminación de aranceles, el Gobierno ampliará la lista de proveedores locales autorizados por el Sistema Brasileño de Inspección de Productos de Origen Animal. Esto permitirá que alimentos como leche, miel, huevos y carne, fiscalizados a nivel municipal y estatal, puedan comercializarse en todo el país.
Otra de las medidas clave es que el plan agropecuario de 2025 priorizará la producción de alimentos básicos, ofreciendo mayores incentivos a los productores rurales que abastecen el mercado interno.
Asimismo, el Gobierno busca fortalecer las reservas públicas de alimentos a través de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), que actúa como regulador de existencias para mitigar crisis de precios o suministro.
En 2024, la inflación en Brasil alcanzó el 4,83 %, superando la meta del 4,5 % fijada por el Banco Central. En particular, el sector de alimentos y bebidas registró un aumento del 7,69 % el año pasado, lo que refuerza la urgencia de estas medidas.