En una era donde la sostenibilidad ya no es una promesa sino una exigencia social, Chile se posiciona a la vanguardia en América Latina con una ambiciosa política de ecoetiquetado que busca transformar los hábitos de consumo.
Gracias a una alianza público-privada sin precedentes, más de 4.400 productos de consumo masivo en el país ya cuentan con la etiqueta #ElijoReciclar, un distintivo que certifica que sus envases son efectivamente reciclables.
Esta ecoetiqueta, la primera de alcance masivo en el país, forma parte del segundo Acuerdo de Producción Limpia (APL) sobre ecoetiquetado, impulsado por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo (ASCC), en coordinación con SOFOFA y más de 100 organizaciones. Entre estas, destacan 77 empresas del rubro alimentario, de higiene y energético, que han adoptado el sello como parte de sus estrategias de sostenibilidad y responsabilidad ambiental.
El principal requisito para acceder al sello es que al menos el 80% del envase del producto sea reciclable. Pero su valor va más allá del aspecto técnico. El ecoetiquetado se concibe también como una herramienta de empoderamiento ciudadano, transparencia empresarial y transformación industrial. En un contexto de creciente desconfianza y urgencia climática, esta iniciativa representa un modelo concreto de cooperación estructurada con impacto sistémico.
En términos cuantitativos, los resultados son contundentes. Hasta la fecha, se han puesto en circulación más de 65 mil toneladas de envases con el sello #ElijoReciclar, lo que ha evitado la emisión de más de 13 mil toneladas de CO₂ al año. Esto no solo demuestra el compromiso de las empresas participantes, sino también la efectividad del modelo para generar beneficios ambientales tangibles.
Aunque se trata de un sistema voluntario, 23 empresas han logrado certificarse oficialmente, superando exigencias técnicas y validaciones independientes. Este proceso ha sido clave para garantizar la credibilidad del sello y su impacto positivo en el consumidor. Entre las compañías certificadas figuran grandes nombres del sector productivo chileno, como Agrosuper, Carozzi, Nestlé Chile, Soprole, Watt’s, Tres Montes Lucchetti, Tottus, SMU, Enex, Proa, CIC, Team Foods, entre muchas otras.
Desde el Ministerio del Medio Ambiente, el subsecretario Maximiliano Proaño elogió el impacto colectivo del programa: “Este es un ejemplo real de cómo la colaboración público-privada puede traducirse en soluciones tangibles que beneficien al país, al consumidor y al planeta”.
Por su parte, Ximena Ruz, directora ejecutiva de la ASCC, destacó el valor estratégico de esta política: “La ecoetiqueta no solo informa; guía y transforma el mercado, fortaleciendo la sostenibilidad como un atributo competitivo”.
El APL de ecoetiquetado no se limita a ser una política ambiental: representa una señal política y cultural que apunta a modificar estructuras profundas del consumo y la producción. La decisión de elegir un producto con el sello #ElijoReciclar ya no es solamente un acto de compra consciente; es una declaración de principios que compromete a empresas, consumidores y gobiernos por igual.
Chile da así un paso decisivo hacia una economía circular, en la que los residuos se reducen desde el diseño del producto y el consumidor asume un rol activo en la protección del medio ambiente. El ecoetiquetado, con su enfoque técnico, participativo y transparente, se proyecta como una de las herramientas clave en la lucha contra el cambio climático y en la construcción de un modelo de desarrollo sostenible.