La Generación Z está priorizando una vida más saludable y consciente, dejando atrás los excesos y adoptando un enfoque más moderado y reflexivo respecto al consumo de alcohol.
Este cambio está dejando una huella profunda en las costumbres sociales y en la industria de las bebidas alcohólicas, que está viendo una disminución del consumo entre los más jóvenes.
Los miembros de la Generación Z, aquellos nacidos entre 1997 y 2012, han decidido adoptar una postura más cautelosa respecto al alcohol, centrando su atención en su bienestar físico y mental. Esta preferencia por una vida equilibrada ha alterado las dinámicas tradicionales de las fiestas y encuentros sociales, en los que el alcohol solía jugar un papel central. Un estudio realizado por Berenberg Research destaca que los jóvenes de esta generación consumen un 20% menos de alcohol por persona que los millennials a la misma edad, lo que revela una clara tendencia a reducir el consumo de bebidas alcohólicas.
Además, el 64% de los jóvenes de la Generación Z tiene la intención de continuar bebiendo menos que las generaciones anteriores a lo largo de su vida, lo que demuestra que esta tendencia no es un cambio pasajero, sino una decisión consciente y arraigada en sus hábitos.
En España, esta tendencia también se refleja de manera significativa. Según el Estudio sobre percepción y hábitos de consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes españoles 2023, más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 30 años (un 53.6%) ha reducido considerablemente su consumo de alcohol en los últimos años. Esta información subraya una realidad global en la que la Generación Z está tomando un enfoque más sobrio hacia las bebidas alcohólicas.
Las razones detrás de este cambio son diversas y complejas. Uno de los principales motivos es el deseo de cuidar la salud. La Generación Z es más consciente de los efectos negativos del alcohol, no solo en la salud física, sino también en la claridad mental y el bienestar emocional. Muchos jóvenes buscan evitar las "calorías vacías" que ofrece el alcohol, ya que son cada vez más conscientes de su dieta y de cómo impacta su energía y su rendimiento. Además, el fenómeno de la “sobriedad curiosa” está ganando fuerza, un movimiento en el que muchos jóvenes exploran cómo sería vivir sin beber, buscando experiencias nuevas y diferentes sin depender del alcohol.
Este cambio en los hábitos de consumo ha provocado una transformación significativa en la industria de las bebidas. El mercado de cervezas, vinos y licores sin alcohol ha experimentado un auge notable. En 2023, las ventas de estos productos superaron los 565 millones de dólares, lo que representa un aumento del 35% en comparación con el año anterior. Esto evidencia un creciente interés por alternativas al alcohol, y una adaptación de los jóvenes a un estilo de vida más saludable y consciente, que también se refleja en la oferta de productos.
El impacto de este cambio cultural no solo afecta a las compras y el consumo, sino que también está alterando las interacciones sociales. Según estudios recientes, casi dos de cada tres jóvenes prefieren optar por citas sobrias, y un asombroso 81% ha experimentado al menos una cita en la que nadie consumió alcohol. Esto demuestra cómo las dinámicas sociales están evolucionando, con un número creciente de personas buscando disfrutar de la compañía sin depender del alcohol.
Este fenómeno está redefiniendo la forma en que la Generación Z se relaciona con el alcohol, adaptando sus hábitos a un estilo de vida más equilibrado y reflexivo, alejándose de la cultura del exceso y buscando experiencias más auténticas y sostenibles. Con este cambio, están construyendo un futuro donde la fiesta no depende del alcohol, sino de la conexión genuina entre las personas.
