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Argentina, relegada: Brasil emerge como principal exportador mundial de soja y maíz

Agricultura Latinoamérica

Así lo indican proyecciones del Departamento de Agricultura norteamericano para las exportaciones de este año, que tiene en cuenta el clima y la guerra. 

Según proyecciones del Departamento de Agricultura de EEUU en 2023 Brasil será, por primera vez en la historia, primer exportador mundial de maíz y de soja.

Del primer cultivo aportará 27,6% y del segundo un impresionante 55% de las exportaciones mundiales.Los datos del USDA, expuestos en un gráfico por Ecio Costa, economista, consultor, columnista de diversos medios y profesor de la Universidad Federal de Pernambuco, contrastan el avance brasileño con la pérdida de peso de EEUU, Argentina y Ucrania en el escenario agrícola mundial, por factores climáticos y geopolíticos, en alusión a los efectos de la guerra sobre la oferta agrícola ucraniana y los reacomodamientos que está generando, y a los efectos climáticos que están diezmando la producción agrícola argentina.

El USDA precisó que en los últimos 3 años los saldos exportables de maíz y soja de la Argentina retrocedieron fuertemente. En el caso del maíz, de 40,9 millones de toneladas en la campaña 2020/21 a 35 millones para la campaña 2022/23 y en el de la soja de 5,2 millones hace dos años a 4,2 millones.

Pero la situación sería en verdad mucho peor de lo que indican esos números. Ya con los datos climáticos e informes sobre cultivos de los últimos días, Emilce Terré, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario, dijo a Infobae: “Nosotros estamos más abajo; en proyecciones para expos argentinas serían 27,5 millones de exportaciones de maíz y 2 millones de toneladas de soja”.

En tanto, Juan Manuel Garzón, especialista en temas rurales del Ieral de la Fundación Mediterránea, observó que el USDA todavía le está proyectando a la Argentina más de lo que seguramente terminará exportando y que en su próxima estimación “seguramente bajará los números”. En exportaciones de maíz, agregó, “para Argentina 2022/23 yo estoy en 30 millones y en cualquier momento bajo ese número”.

Esto sucede en medio de la peor sequía argentina en 30 años, que agudiza el retroceso productivo de los últimos años, a contramano de la producción de Brasil, cuyo PBI agrícola, recordó recientemente Infobae, entre 2002 y 2022 aumentó de USD 122 mil millones a USD 500.000 millones, igualando así el PBI total de la Argentina.

El sorpasso brasileño fue impulsado por medidas favorables el sector y grandes inversiones en investigación que permitieron que para este año se proyecte una cosecha agrícola récord que podría superar los 300 millones de toneladas y convertirá al país en el tercer mayor productor mundial de cereales, detrás de China y EEUU, y,, como marcaron el USDA y Costa, el economista brasileño, en el primer exportador mundial de maíz y soja.

En un artículo en el diario brasileño Estadao, Roberto Rodrigues, coordinador del Centro de Agronegocios de la Fundación Getulio Vargas y ex ministro de Agricultura del actual presidente, Lula da Silva, dijo que “el punto de inflexión” en la producción agrícola brasileña fue la llegada de la soja al sur de su país.

Esa soja provenía, precisamente, de la Argentina y según Rodrigues fue “el gran pistoletazo de salida”, porque la soja, con un ciclo más corto, “hizo posible un cultivo de invierno después, como el trigo, la avena o el sorgo”, explicó el exministro de Lula. Mientras tanto, en la Argentina se producía el choque del kirchnerismo con el campo durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, quien definió al cultivo como “un yuyo”.
Los datos del USDA graficados por Costa fueron retuiteados por Roy Hora, profesor de la Universidad Torcuato di Tella, especialista en historia del campo argentino y entrevistador del economista Pablo Gerchunoff en el libro “La moneda en el aire”.

“¿Volverá la Argentina a ser una potencia agrícola?”, se preguntó Hora. Al fin y al cabo, recordó, “tras más de una década de estancamiento de las ventas externas, ya no lo es; la sequía actual es apenas la frutilla del postre. En cambio, Brasil se consolida como la gran economía agroexportadora de América Latina”.

Un aspecto a tener en cuenta, escribió Hora, es que la Argentina fue, desde temprano, “un país muy urbanizado, de grandes ciudades”, demografía que dependió “de su alta productividad agropecuaria” al punto de que es, “entre los países medianos y grandes, el que posee la tasa de urbanización más elevada, crucial para entender su sociedad y su política”.

La Argentina, reflexionó Hora, destaca no solo por una tasa de urbanización superior al 92% de la población, sino también por la altísima concentración en el Gran Buenos Aires, donde reside casi 32% de la población del país. Y subraya que el GBA, es, en proporción, más que Tokio, El Cairo, San Pablo, Ciudad de México o Londres, lo que define como “una demografía excepcional, determinante”.

Las retenciones, también: En cuanto a lo inmediato, la sequía y su efecto sobre la producción, las exportaciones e incluso la recaudación fiscal, Garzón, el especialista del Ieral planteó, en un flamante informe, “Tres escenarios para la cosecha agrícola, ninguno favorable a la macro”.
En el “de base”, las exportaciones totales de los principales productos agropecuarios y derivados industriales (granos, aceites, harinas, carne bovina y lácteos) se aproximaría a los USD 37,8.000 millones en 2023, unos USD 8.400 millones menos que el año previo, una caída del 18 por ciento. En el “escenario base mejorado” la pérdida es de USD 6.500 millones y en el “de base deteriorado”, se estira a USD 10.100 millones.

Menor producción y exportación acarrearán, a su vez, menor recaudación por retenciones. Suponiendo que no haya cambio de alícuotas, Garzon estima la caída de recaudación sobre los principales productos agropecuarios y sus derivados industriales relevantes en USD 2.050 millones en el “escenario base”, en USD 1.500 millones en el “de base mejorado” y en USD 2.400 millones en el “de base deteriorado”.

En cualquier caso, producción, exportación y recaudación fiscal son menores a las del ciclo previo. La caída es una certeza de gran dimensión, a la que solo resta agregarle precisiones.

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