En apenas siete años, Bonalma pasó de ser una idea planteada en una conversación entre colegas a convertirse en una de las marcas más observadas de la categoría de pastas en el Cono Sur. La firma argentina, especializada en pasta seca premium y sémola 100% de trigo duro, avanza con la determinación de quienes ven una oportunidad donde otros solo perciben un mercado maduro. Su objetivo inmediato es contundente: duplicar la producción y seguir expandiéndose en América Latina.
La historia comienza en 2018, cuando Agustín Korman y Javier S. Nougués, dos ejecutivos con décadas de recorrido en consumo masivo, se toparon con una contradicción difícil de ignorar. Argentina, potencia agrícola y uno de los mayores productores de trigo del planeta, no contaba con una marca de pastas secas premium capaz de dialogar con los estándares italianos. La pregunta, simple y provocadora, se transformó en el germen de Bonalma.
Korman, desde su experiencia en la industria alimentaria local, y Nougués, desde su paso por el mercado estadounidense, venían observando un fenómeno global: la “premiumización” de los alimentos. Aceites, panes, galletas, lácteos… casi todas las categorías evolucionaban hacia propuestas más sofisticadas. Todas menos una: las pastas secas. Un segmento donde predominaban el precio y la promoción, y donde la calidad —la verdadera, la que nace en el grano y se confirma en la cocción— parecía haber quedado estancada.
Con esa inquietud, los fundadores se embarcaron en una investigación poco habitual para una marca naciente: más de 100 supermercados relevados entre Estados Unidos y Tierra del Fuego. El diagnóstico fue tan claro como desafiante. El consumidor global comenzaba a valorar la trazabilidad del trigo duro, los procesos artesanales replicados a escala industrial y los perfiles sensoriales que distinguen a una buena pasta. Y Argentina tenía todo para hacerlo… excepto una marca que lo asumiera como bandera.
La irrupción de una marca con identidad
En 2019, Bonalma llegó a las góndolas argentinas. Lo hizo sin estridencias, pero con una calidad que rápidamente llamó la atención. Ese mismo año, la marca obtuvo el Superior Taste Award del International Taste Institute de Bruselas, un reconocimiento que consolidó su narrativa: pastas elaboradas en Argentina con la rigurosidad de la tradición italiana.
El impacto fue inmediato. Hoy, cerca de la mitad de su producción se exporta, un hito poco frecuente para una etiqueta joven. Bonalma ya está presente en Carrefour Brasil, Tata Uruguay y Super G Chile, además de ocupar espacios privilegiados en las principales cadenas argentinas: Coto, Disco, Jumbo, Vea, Carrefour, La Anónima, ECO, Cooperativa Obrera, Chango Más, Pedidos Ya Market y Nini, entre varias más.
Un portafolio que crece con ambición
La expansión no se limita a su línea de pastas secas. Bonalma reforzó su propuesta con sémolas 100% trigo duro, un producto que chefs y restaurantes adoptaron por su textura y comportamiento culinario.
Más recientemente, lanzó sus Gnocchis de Papa premium, un desarrollo que demandó dos años de pruebas y que combina 85% de papa con sémola de trigo duro. El resultado: una textura firme, de mordida limpia, que busca elevar una categoría saturada de productos industriales y poco diferenciados.
Respaldada por accionistas de peso en el sector agropecuario y una estructura societaria sólida, la compañía prepara nuevos lanzamientos y un crecimiento sostenido en la región. “El objetivo es claro: duplicar las ventas y abrir nuevos mercados latinoamericanos”, aseguran sus fundadores.
Bonalma en datos
- Año de fundación: 2018
- Fundadores: Agustín Korman y Javier Nougués
- Inversión inicial: USD 500.000
- Accionistas: Ignacio Lartirigoyen, Hijas de Juan A. Harriet, Delfino Llobet y cofundadores
- Unidades vendidas: más de 5 millones en 5 años
- Presencia: Argentina, Uruguay, Brasil y Chile
- Categorías: Pastas Secas, Sémolas, Gnocchis de Papa
