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El cultivo de papa con una fuerte transformación

Procesos / Envases

El crecimiento de la floricultura y el cultivo de papa en el siglo pasado fueron el resultado de una fuerte transformación de los sistemas agrarios tradicionales a otros convencionales –dependientes de pesticidas, fertilizantes químicos y maquinarias– que, sumados al aumento demográfico, generaron una dependencia a estos insumos externos que no formaban parte del sistema de las fincas de la región, y que hoy sigue latente.


Una investigación de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) analizó la evolución de los sistemas agrarios de la Sabana de Bogotá entre 1906 y 1990, revisando los cambios demográficos, institucionales y técnicos, con estudio de caso en el municipio de Madrid (Cundinamarca), por su desarrollo en la floricultura.

El magíster Omar Fernando Ruiz Nieto, autor de la investigación, señala que “aunque en ese tránsito la producción y las utilidades se incrementaron, las contribuciones ecosistémicas –como preservación de la agrobiodiversidad, regulación del recurso hídrico, conservación de los suelos y regulación de sus nutrientes– se fueron deteriorando, atentando contra los medios de subsistencia de los campesinos y afectando la sustentabilidad de la agricultura regional”.

Agrega que “una de las innovaciones más notorias fue el mejoramiento de semillas de trigo y cebada, y de prácticas ganaderas como el pastoreo y la producción de leche”.

Transformación ganadera
Desde mediados del siglo XIX y durante la primera mitad del XX arribaron a la Sabana de Bogotá reproductores vacunos de razas Durham o shorthorn, Normanda, Hereford, Red Polled, Angus Holstein y Jersey provenientes de la Europa noroccidental, consideradas como mejores productoras de carne y leche que las razas criollas, para refinar el ganado nativo.

Junto a las vacas llegaron los cerdos, de Inglaterra y Holanda, y las ovejas, principalmente de Leicester, animales reconocidos por sus rendimientos en manteca, carne y lana.

“Así, modificar genéticamente la composición de la ganadería parecía ser entonces el medio propicio para que la Sabana saliera de su aparente rezago técnico, y aumentara la producción y los ingresos de los ganaderos”, explica el magíster.

Importación de pastos y otras adaptaciones
Señala además que “el uso de arados –instrumentos con puntas de hierro que sirven para remover tierra y tratar el terreno– en vehículos como tractores a base de combustible fósil sustituyó el cultivo con yunta de bueyes, en los que se unían los cuernos de dos de estos animales, que se ponían a caminar sobre la tierra para ir tratándola”.

A estos nuevos paquetes tecnológicos se sumó la importación de pastos africanos, fertilizantes químicos y plaguicidas, lo cual generó un cambio en la agricultura de esta región.

“La biomasa con fines comerciales redujo los cultivos de alimentación humana (maíz, trigo, cebada; legumbres como haba, frijol y arveja; y tubérculos como papa, arracacha, cubios e hibias), ya que se tenía como propósito principal generar productos industriales en sectores como la floricultura. En 1990, la superficie dedicada a cultivos básicos en Madrid se inclinó a la producción de hortalizas, en detrimento de los cereales”, afirma el investigador.

El concepto de biomasa se refiere a la materia orgánica que compone una planta –todo aquello que no es el agua que contiene–, sustrato que ocupa un papel fundamental en sostener la fertilidad de los suelos y la vida de los ecosistemas, por ejemplo de microorganismos.

El magíster explica que, “en el siglo pasado el uso y la producción de biomasa tuvieron cambios fundamentales en su composición y destino, se redujeron los cultivos de cereales y aumentaron los de papa y flores, enfocados en el comercio internacional y la alimentación, y además, aumentó el área de pastos y la producción ganadera de la región”.

Entre 1960 y 1990 las tierras agrícolas (sin pastos) en Madrid se redujeron en un 4,9 %, mientras el área de pastos y forrajes creció un 34,3 % y las cabezas de ganado vacuno se multiplicaron por 3.

La transformación de la agricultura despegó debido al crecimiento de la población urbana, lo cual representó un mayor consumo de materiales y energía, además de una evolución del sistema de investigación agropecuario nacional.

Para realizar el estudio se exploraron fuentes de la época como: documentos sobre la agricultura en la Sabana de Bogotá, censos de población, estudios científicos producidos por centros importantes como el Instituto Colombiano Agropecuario o la Fundación Rockefeller, e informes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

“Hay lecciones fundamentales que permiten proyectar nuevos escenarios para solucionar problemas en el presente pensando en el futuro; hoy en día el panorama de la agricultura sabanera muestra una alta dependencia en la importación de insumos externos, por ejemplo, en el sector de la producción de flores, campo del que es altamente rico el municipio de Madrid”, concluye el magíster Ruiz.

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