La propuesta de la Comisión Europea sobre las nuevas técnicas de edición genética representa un "avance positivo" para su futura regulación en la Unión Europea, ha afirmado la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove).
Su directora, Elena Sáenz, ha explicado a Efeagro que todavía están analizando en profundidad una propuesta que es "muy técnica", de la que ha destacado que regula las nuevas técnicas de edición genética como excepciones a los organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos (con genes exógenos de otros organismos).
La propuesta de reglamento no modifica la definición de OGM, pero sí hace una excepción con estas nuevas técnicas (que solo modifican el genoma de la propia planta o introducen material equivalente) y las divide en dos tipos de categorías.
La primera categoría recoge las plantas obtenidas por una serie de técnicas de edición genética que, si cumplen todos los requisitos establecidos en un anexo, se consideran equivalentes a las plantas convencionales, por lo que no se aplicaría el análisis de riesgo y, por precaución, requerirían una notificación previa sobre el tipo de herramientas utilizadas.
Saénz ha destacado que así "se desbloquea bastante el proceso", aunque existen dudas sobre cómo se va a regular el procedimiento de verificación de los requisitos previo a la aprobación, el registro y el desarrollo de variedades.
La segunda categoría, para aquellas tecnologías que no cumplen los requisitos del anexo, sí contempla un seguimiento, un análisis de riesgo y otras medidas, como si se tratara de un OGM "light", ha precisado la directora de Anove.
"Es un avance que esas técnicas se equiparen con las convencionales, pero hay algunas incoherencias, como la de que queden prohibidas para la agricultura ecológica, a pesar de reconocer que no caen dentro de la definición de un OGM actual", ha añadido.
De esa forma, Saénz ha sostenido que así se priva a los agricultores "de un material que podría ser interesante para ese modelo de cultivo, que precisamente es más restrictivo en el uso de fitosanitarios y necesita variedades resistentes".
La responsable de la patronal ha detallado que lo que se regula no es tanto la tecnología, que se puede aplicar de muchas formas, sino lo que se va a introducir, silenciar o cambiar en el genoma de las plantas, por lo que se tendrán en cuenta el número y el tipo de modificaciones genéticas.
Tras la presentación de la propuesta comunitaria, la asociación está pendiente del desarrollo de las definiciones y de la futura evaluación de riesgo, así como de la negociación de otras reglas que se incluirán en los futuros reglamentos de ejecución.
Además, queda pospuesta hasta 2025 o 2026 la propuesta de la Comisión sobre la propiedad intelectual y los derechos del obtentor en relación con las nuevas técnicas de edición genética, un asunto que analizará y planteará por separado.
La Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal (Biovegen) ha considerado que la propuesta presentada por Bruselas es el resultado de un "proceso muy trabajado" en el que "se han atendido a todos los actores directamente implicados en la mejora vegetal".
El gerente de la plataforma, Gonzaga Ruiz de Gauna, ha afirmado que el texto va "en la buena dirección, aunque aún es insuficiente", y abre la puerta a avanzar en un ámbito que estaba bloqueado desde hace más de veinte años.
Ha resaltado que, de salir adelante la iniciativa, se facilitaría a los centros públicos de investigación y las pequeñas y medianas empresas el desarrollo de nuevas variedades.
Según Biovegen, la base científica toma más protagonismo y distancia las plantas obtenidas con las nuevas técnicas de los transgénicos, si bien se debe trabajar aún en la concreción de los procesos de notificación y evaluación.
La plataforma ha expresado su preocupación por el proceso de tramitación legislativo, a la vista de las elecciones europeas de 2022 y los retrasos que pueda haber.
La UE cuenta desde 2001 con una directiva que rige las modificaciones genéticas en las plantas, pero no contempla las técnicas que han surgido desde entonces.
La propuesta de la Comisión llega después de que el Tribunal de Justicia de la UE estableciese en 2018 que los especímenes obtenidos por mutagénesis (edición que introduce cambios en lugares específicos del genoma de la planta) deberían de tratarse legalmente como OGM y de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria avalase en 2021 el uso de estas novedosas técnicas.